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sábado, 22 de febrero de 2014

No somos princesas.



Que no, no somos princesas ¿vivimos en un cuento? ¿Vosotros sois un príncipe? La respuesta es no. No esperamos ser perfectas, por lo tanto no son necesarias tantas mentiras. ¿Os pedimos que nos digáis te quiero, que nos prometáis la luna cuando si quiera podéis conseguir que rocemos el cielo? Otra vez la respuesta es no.  Tan sólo buscamos a alguien que nos quiera, pero de verdad, con nuestros defectos. Que nos haga felices con tonterías como “buenos días dormilona, despiértate ya que te echo de menos.”  No quiero que me digan que soy perfecta, preciosa o que enamoro ¿acaso me conoces? No, no  sabes como soy y una cara bonita no te asegura que sea una buena persona. Puedo tener unos ojos bonitos y joderte con ellos, puedo estar tonteando contigo y lo que te envíe sea  un corta y pega de lo que envío al resto,  moléstate lo más mínimo en conocer a alguien para luego poder decirle que te encanta.  

Pero dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y a pesar de todo, esperamos tanto que venga uno diferente al resto que en cuanto nos dicen lo que queremos oír *y no lo que realmente piensan* empezamos a creer que ese puede ser nuestro chico; pensamos que no deberíamos pagar con él lo que nos han hecho otros sin darnos cuenta de que están jugando con las mismas cartas y llevan ventaja en este juego.  Terminamos cayendo de nuevo y cuando consiguen lo que quieren se van por donde han venido sin dejar el más mínimo rastro. Pero aquí entra en juego otra cosa, si lo pones difícil se aburren y se marchan, porque ¿para qué currárselo con una si puedes tener a otras sin hacer nada? Y esa es la realidad, pero chicas no es necesario tener más tetas, enseñar más o hacer más cosas para tener más tíos; solo se necesita un poquito de dignidad y valor en sí misma como para decir un simple “no” yo valgo más que todas esas palabras.

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