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miércoles, 27 de marzo de 2013

Efectos secundarios.



Supongo que notarás que estoy nerviosa, que la voz me tiembla al hablarte, que mis palabras se tropiezan, entrelazan y no llegan a formar la frase que mi mente había pensado, que si te miro; lo hago con timidez y que apenas puedo mirarte a los ojos. ¿Qué tienes, qué es aquello tan especial que produce que mi cuerpo actúe de esta manera?  Mi cabeza no deja de poner a prueba a mi corazón, cuestionándole miles y miles de preguntas a las que él no haya respuesta. Entonces decido por un momento cerrar los ojos, escuchar los latidos de mi corazón, suspiro, los abro de nuevo, y ahí estás,  tan guapo como recordaba.

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